Hace tiempo que busco el momento preciso pero nunca llega y ya no puedo soportar más este sentimiento que me está volviendo loco, que anhela volar hasta ti.
Es algo que siento muy dentro de mí, que cada día crece más y que me ahoga cada vez que te veo.
Cuando estás cerca no tengo ojos más que para ti, no tengo oídos más que para ti. Mi corazón se acelera nada más verte, nada más imaginarte, nada más presentirte. Se llena de alegría, de esperanza, de mariposas en el estómago y de sueños.
Sueños, sí. Porque sueño con un abrazo tuyo, con una sonrisa tuya sólo para mí, con tus labios cálidos y rosados, con tus manos cogiendo las mías y mirándonos a los ojos. Porque sueño con oír tu voz susurrando en mi oído palabras dulces y enamoradas. Porque estoy enamorado de ti.
Ya lo he dicho.
Se me escapó desde el alma este sentimiento hecho palabra y ofrecido a ti, mi amor. Te amo.
Ya no puedo mantenerlo por más tiempo anclado en el olvido y la ignorancia porque es más fuerte que yo mismo. Es un sentimiento tan poderoso, es tan grande el amor que siento, que arrancó las cadenas de mis prejuicios y mi timidez, las hizo añicos y las brindó a los cielos, sembrando de arco iris mi camino hacia ti.
Sólo espero que no desprecies este amor, tan puro y sincero como, estoy seguro de ello, no conocerás otro. Te ofrezco un amor sólo para ti, para que con él puedas abrigarte en invierno y refrescarte en verano. Te ofrezco un amor sin edades ni temores.
Dame la mano, mi amor, y vamos a usar este amor hasta que se nos agoten los días en este mundo, para continuar en el otro, porque es un amor infinito y eterno.
Dame tus manos, mi amor, y vamos a amarnos.
Te amo. Siempre te he amado, incluso antes de conocerte ya te amaba. Amaba a esa mujer excepcional, dulce, comprensiva y apasionada que tú eres.
Te amo.
